Tres
de diciembre.
Me
desperezo cual felino, miro a mi alrededor y vuelvo a sumergirme en el mundo de
los sueños. O lo intento, de cualquier manera hoy es mi día, por lo tanto me lo
voy a tomar como tal. Planeo levantarme
tarde, hacerme un desayuno que incluya un pan con mantequilla y mermelada de
fresa (mi favorita). Lo colocaré en una bandeja y desayunaré en la cama. Leeré el
periódico con parsimonia, sin prisa alguna.
Me
introduzco en el baño, debajo de la ducha, con el agua tan caliente como a mí
me gusta. Me embadurno de espuma durante largo rato. Cuando me canso de estar
mojado suavizo mi piel con aceites y me enfundo en prendas cómodas para ir a
dar un largo paseo bajo los rayos del amigo soleado. En el momento en que mis
pies necesiten un descanso, aposentaré mi cuerpo en cualquier sitio vestido de
verde y reposaré.
Naturalmente
llegará la hora de volver al hogar y lo haré nuevamente sin prisas, ni
carreras, ni sofocos. Caminaré por caminos con laderas y flores, o no, mirando
a las personas, a las cosas, a todo. Me llenaré de miradas, de escaparates, de
colores y así, sin darme cuenta habré arribado a puerto.
Me
preparo una comida sabrosa, con verduras variadas, con pescado fresco y jugoso,
con ensalada aromatizada y disfruto como un niño con juguetes nuevos. Me tomaré
un café con queso, no demasiado. Más bien poco, pues no soy santo de su
devoción. Pero lo tomaré todo tan a gusto que la digestión será placentera,
seguro.
Me acomodaré en mi sofá preferido con el último libro en mis manos y leeré hasta terminarlo.
Acabo de abrir los ojos y ¡oh, sorpresa!, miro el reloj y me doy cuenta de que es hora de levantarme e ir a la universidad. Hasta hoy me he acostumbrado a ganar unos minutos soñando despierto. Mi vida onírica y no real.
Me acomodaré en mi sofá preferido con el último libro en mis manos y leeré hasta terminarlo.
Acabo de abrir los ojos y ¡oh, sorpresa!, miro el reloj y me doy cuenta de que es hora de levantarme e ir a la universidad. Hasta hoy me he acostumbrado a ganar unos minutos soñando despierto. Mi vida onírica y no real.