miércoles, 20 de julio de 2016

Heridas Cerradas II -octubre-



Marchita el sol de primavera
pululan los trabajadores hacia su casa
sin remedio buscan lo que jamás encuentran
el remedio de tanta agonía
medida en su propia ignorancia

Sin luz astral la noche es
se cabe hasta  diez en el peor lupanar
Alcohol con coca, canelita con suerte
sentado con hediondos y arapientos;
sólo las moscas saben que ya hemos muerto

La vida no es más que una noche lluviosa
Y es mejor que ahora todo ya ha pasado.

Su nombre, importa.
Mi origen no.
Ni mi sexo.
Ni me edad.
Si soy viejo o niño.
Si soy del sur o del norte.
No importa.
de donde vengo,
a donde voy.

No tiene importancia si estoy de pie sobre las estrellas
escribiendo sin detenerme
asfixiándome de manera violenta
estallando con los huesos en recipientes oscuros.
Ella lo sabe, no me importan ustedes,
no bebo ni escribo para todos;
vengo aullando en la ráfaga negra
de todos los vientos por todos los caminos de la tierra.

Estoy borracho y despellejado
iluminándome con tierra de cementerio
a la altura de los disparos de muerte
que no me alcanzan
estoy encerrado en los rascacielos de la droga
escondiendo cuchillos entre los dientes
salvando al mundo de sus monumentos vacíos
y fertilizando sus bosques con sangre.

Escribiendo
Disparando
Soñando y bebiendo
Fumando y babeando
Muriendo y volando
Soñando y escribiendo
Disparando bebiendo
Llorando naciendo


Naciendo en ti