martes, 23 de septiembre de 2025

Solo en los sueños.

En las sombras de la noche, cuando el mundo real se desvanece como un eco lejano, regreso a ti en sueños. Allí, en ese frágil puente entre el ayer y el nunca, te encuentro de nuevo, mi amor eterno, mi ex novia que el tiempo robó de mis brazos. Sabemos que estamos en el pasado, un pasado inventado por mi alma herida, donde las reglas del presente se disuelven como niebla al amanecer. No hay barreras, no hay despedidas inevitables; solo nosotros, conscientes de la ilusión, pero dispuestos a entregarnos a ella con el fervor de quien sabe que la felicidad es efímera.

Por ti volaré, susurro en mi mente mientras corro hacia ti, atravesando calles olvidadas que huelen a jazmines marchitos y lluvias pasadas. Espera, que llegaré, como dice esa canción que resuena en mi pecho como un lamento eterno. Mi fin de trayecto eres tú, y en este sueño, por fin, puedo alcanzarte. Nos buscamos con la urgencia de los náufragos, nuestros ojos se encuentran en la penumbra, y en ese instante, el deseo despierta como una llama que ha estado ardiendo en silencio durante años. Tus labios, suaves como pétalos caídos, se unen a los míos en un beso que sabe a redención y a pérdida. Nuestros cuerpos se rozan, piel contra piel, recordando cada curva, cada suspiro que el tiempo intentó borrar. Hacemos el amor con la intensidad de lo prohibido, como antes, cuando el mundo era nuestro y el futuro parecía infinito. Tus manos en mi espalda, mi aliento en tu cuello; es un ritual de amor y anhelo, un fuego que quema sin consumir, porque sabemos que al alba se extinguirá.

Pero oh, qué melancolía envuelve este paraíso onírico. Solo aquí, en este viaje imaginario al pasado, puedo ser feliz. En el presente, la realidad me encadena con sus cadenas invisibles: distancias insalvables, vidas que se bifurcaron como ríos que nunca vuelven a unirse. Despierto cada mañana con el corazón pesado, cargando el peso de lo que fue y lo que nunca más será. Por ti volaré, repito en silencio, pero mis alas son de cristal, frágiles y rotas por el viento de la nostalgia. Nadie me detiene en el sueño, tengo el cielo inmenso, mi alma es libre; mas al abrir los ojos, regreso a la soledad, a un horizonte falto de palabras, donde falta el sol y no me rindo, pero sigo buscando en vano.

En mi corazón guardo esa pasión que me lleva al cielo, pero solo en sueños. Por vivir contigo, volaré con alas del amor, por ti volaré… aunque sea solo en la eternidad melancólica de la noche, donde el amor y el deseo se entretejen con hilos de lágrimas invisibles. Y así, noche tras noche, vuelvo a ti, sabiendo que la verdadera felicidad reside en lo imposible, en ese pasado que solo el sueño me permite habitar.