Extraño esas
charlas que nunca fueron,
esas horas al
teléfono
desconocidas
para la gente.
Una
conversación sincera,
directa y sin
tapujos.
¡Cuánto nos
perdíamos
en palabras
ocultas al mundo,
en risas
sencillas, hiladas
en la fibra óptica!
Hoy en la
ausencia de esa voz lejana
me pregunto
sobre la no existente.
Sobre el fruto
de su vientre.
Y con anónimas
palabras
te haces
presente
llenando de
risas
los minutos de
la mañana.
Eres la
ausente presente
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