miércoles, 3 de diciembre de 2014

Otro tres de diciembre

Tres de diciembre.

Me desperezo cual felino, miro a mi alrededor y vuelvo a sumergirme en el mundo de los sueños. O lo intento, de cualquier manera hoy es mi día, por lo tanto me lo voy  a tomar como tal. Planeo levantarme tarde, hacerme un desayuno que incluya un pan con mantequilla y mermelada de fresa (mi favorita). Lo colocaré en una bandeja y desayunaré en la cama. Leeré el periódico con parsimonia, sin prisa alguna.

Me introduzco en el baño, debajo de la ducha, con el agua tan caliente como a mí me gusta. Me embadurno de espuma durante largo rato. Cuando me canso de estar mojado suavizo mi piel con aceites y me enfundo en prendas cómodas para ir a dar un largo paseo bajo los rayos del amigo soleado. En el momento en que mis pies necesiten un descanso, aposentaré mi cuerpo en cualquier sitio vestido de verde y reposaré.

Naturalmente llegará la hora de volver al hogar y lo haré nuevamente sin prisas, ni carreras, ni sofocos. Caminaré por caminos con laderas y flores, o no, mirando a las personas, a las cosas, a todo. Me llenaré de miradas, de escaparates, de colores y así, sin darme cuenta habré arribado a puerto.

Me preparo una comida sabrosa, con verduras variadas, con pescado fresco y jugoso, con ensalada aromatizada y disfruto como un niño con juguetes nuevos. Me tomaré un café con queso, no demasiado. Más bien poco, pues no soy santo de su devoción. Pero lo tomaré todo tan a gusto que la digestión será placentera, seguro.

Me acomodaré en mi sofá preferido con el último libro en mis manos y leeré hasta terminarlo.
Acabo de abrir los ojos y ¡oh, sorpresa!, miro el reloj y me doy  cuenta de que es hora de levantarme e ir a la universidad. Hasta hoy me he acostumbrado a ganar unos minutos soñando despierto. Mi vida onírica y no real.


viernes, 24 de octubre de 2014

Puzzles


Te extraño de repente te extraño como si fueras una parte de mi cuerpo arrancada, y qué vergüenza decírtelo, más vergüenza daría no hacerlo. Qué época del año es como para que te extrañe tanto qué pasa en el mundo qué intuiciones son estas que no logro descifrarlas, simplemente oleajes de tu olor que no huelo, tu sombra que nunca puedo pisar, solo puedo escribirte, y tanto que la tinta se asusta y se devuelve.

viernes, 5 de septiembre de 2014

Ese 4 de septiembre que nos toca despertar

Hoy que ya no escribís,
tus versos siguen conquistando
hasta los más novedosos
e histéricos de los mundos.

Ahora que callás en paz,
suena tu canto en todos lados,
entre tu música audaz,
viste cautivante tu voz.

Hoy que no palpitan tus venas,
todos los parlantes, de luto,
hacen bailar las partículas
al ritmo de tus canciones.

Hoy que tu guitarra extraña
tus caricias, niños grandes
jugando, imitan con mímica,
tus melodías y tus hazañas.

Hoy que reposás sobre un afecto
inmenso y bien conquistado,
de un mundo con ojos empañados,
tus armonías siguen tendiendo
adorables puentes entre los dos.

Hoy que ya no exalhás,
lo más profundo de vos
embellece nuestro éter
a través de la siempre nueva
bella música que nos dejás.

Nadie se atreve a decir adios,
ni tiene sentido despedir
a quien trasciende, como vos,
al inexorable tiempo
y al autoritario espacio.

Gracias por venir!

domingo, 24 de agosto de 2014

Siempre



Siempre necesité tiempo para mí...Pero nunca pensé que te necesitaría cuando lloro...desde que te fuiste ya no escucho las palabras que siempre necesito oír...Te hecho de menos...Todo lo que hago me recuerda a ti...Y la ropa que dejaste esta sobre el suelo...Y huele como tú...Cuando te alejaste yo conté los pasos que diste. ¿No ves cuánto te necesito ahora mismo? 

viernes, 15 de agosto de 2014

PRESENTACIÓN DEL LIBRO LA PALABRA ENCENDIDA


El pasado jueves siete, se presentó en el salón Jaime Saenz de la feria del libro La Paz, mi nuevo libro La Palabra Encendida “el viento que vino”. En sí, no es sólo mío,  somos diez autores que hemos intentado mostrar sentimientos hacia la ciudad dentro del contexto rutinario y dentro de los ambientes personales, a través de cuento y poesía.

Es el sexto libro donde sale mi nombre, eso supone una gran alegría para mí, que amo los libros, que les tengo una obsesión enfermiza. Escribir este 2014 me ha costado bastante, reconciliarme con las palabras, teñirme de tinta, balancearme en el limbo de la escritura es un oficio que me agota en niveles insospechados. De todos modos, lo volví a hacer. No con un concurso, como solía ser, sino con una obra producto del esfuerzo de este nuevo colectivo al que pertenezco “La Palabra Encendida”; sí, y ahí va otra vez mi obsesión con la palabra, como el poema de Rilke.


Me siento a un paso más de lograr mi propio libro. Un trabajito que se está haciendo esperar, pero que la semilla está bien plantada, lista para echar raíz. Me hace falta de buena gana un editor, alguien que quiera sentarse a mi lado y leer mis cuentos, decirme “esto está mal” o “por acá no se entiende”. Pero como no lo encuentro me propongo a hacerlo sólo. Además que ya tengo tratos importantísimos cuando ya tengo el texto final.

Bien amigos invisibles, no me queda más que agradecerles por este espacio que me han concedido en sus holográmicas vidas, también agradecer a los amigos del colectivo y con particular aprecio a Gabriela Robles, que su incansable esfuerzo logró que este nuevo libro vea la luz.


  


miércoles, 16 de julio de 2014

COMO ESTAR GRITANDO


soy un poeta.
trabajo la fibra sutil de la materia;
delicadamente.

Me tocó en suerte
una época de bullicio.
me han sustituido
los gestos exacerbados de la industria:
la tv los productos fútiles el alcohol el estruendo eléctrico de guitarras vacías las películas de acción los peinados vestidos adulterios de las celebridades

no me va bien

soy un poeta
digo la música
del interior de las cosas;
destrozo mi cuerpo
para los retratos;
proféticamente.

Pero todos
se van a la fiesta me dejan solo
mojando la pluma
en las llagas ...
no me va bien

soy el poeta.
logro del verbo la textura leve de la inexistencia:
si tengo algo que decir, lo hago
hilvanando silencios,
por eso cuando hablo
es tan sutil mi voz
que creen que he muerto
que estoy roto
y se van
donde haya más ruido

yo les digo no
es poesía
pero me rehúyen como si estuviese apestado

(creen
que las cosas se mueven porque están vivas
no saben que todo lo arrastran los vientos
que plantarse
quieto
en la furia de las tempestades
es algo...
algo)

no me va bien
un poeta

descifro la muerte
inscripta
en las ondas satelitales las hamburguesas light los café descafeinados los libros de autoayuda las pastillas para adelgazar crecer pensar coger dormir recordar olvidar
detecto
la punta mojada
de la guadaña
en el deseo falso de las multitudes
que bailan
al ritmo
de la estática
del dial

no me va bien
soy poeta

el destello de mi alma
no interesa a nadie:
vivo en un pueblo adicto
a plásticos
anestesias
lentejuelas
antibióticos

mis poderes lumínicos los uso callado
lleno cuadernos dibujo
en los vidrios empañados


llevo intacta mi vocación al naufragio

no me va bien
soy po... un clown en un tiempo desfasado
un pobre clown
el circo arde en llamas
los animales gritan desde sus jaulas
bailan al ritmo del fuego
se ubican cerca
del aire acondicionado
que demora el calor de la hoguera
debo
hacerme cargo
de la devastación

poeta
clown
etc
(...)
resisto solitariamente
para una época diferente,

sin mí.

lunes, 7 de julio de 2014

El Complot


Reconozco que las intenciones no son nada buenas, pero actuamos en conjunto. ¿El objetivo? Matarlo. ¿Quiénes somos? La conciencia, el subconsciente; la parte más oscura de cualquier persona. Después de todo, la conciencia también tiene su propia conciencia.

El móvil sería sencillo, ya lo habíamos determinado con todas las emociones. Le haríamos escribir un libro, sea cual fuese su forma: un cuento, poesía, epopeya o una novela; lo haría de tal manera que al terminar el único camino que le quede sería la muerte mediante el suicidio.  Lo reconocemos, no fue sencillo. Las pesadillas intentaron delatarnos. La inteligencia de su corazón le había enseñado  a cuidarse con una delicada intuición, cosa que nosotros no controlamos. Imagínense trabajar en una obra que es dictado por tu conciencia y darte cuenta que éste se encuentra en medio de un complot para acabarte.

Lo ideamos con  la creatividad fuertemente manipulada por una dilatada insolencia. Día a día le dictábamos al oído una verdad insufrible: lee y escribe. Fue sencillo convencerlo, a pesar de que él jamás escribió nada, más que cartas inconclusas que nunca le respondieron. Desde que fue pequeño, le marcaron un destino. El de la lectura. Quizá el no lo eligió. Quizá no le dieron la oportunidad de vivir. De seguro que le habría ido mejor, de haber sido de manera diferente. Tan pequeño era él. Su madre le dio un ejemplar de un texto que no entendió, pero la sobrada curiosidad y esos satánicos fulgores de soledad le hicieron un adicto lector.

Un adicto, como todo lo que hizo en su vida. En vano le procurábamos consejos,  inútilmente le infundíamos miedo, le transportábamos a su pasado, nada servía con él; tan solo obedecía  a lo que leía. Un día podía ser un apreciado rey y al otro un drogadicto ultra violento. Pero ya acabaría todo, le haríamos el favor, el único que pudiésemos hacerlo.

Empezamos con una trama compleja, no podíamos permitir que se vaya dando de cuenta. Recurrimos a las hipérboles de la odiosa gramática, no vacilamos en pretender cierta codicia literaria. Pasamos desde familias arruinadas, ciudades desbandas, niños mutilados y violados, vimos burlas, desprecio, racismo y odio; también amor. En repetidas veces, colocábamos al suicidio como la mejor opción de solución. Nos resultó fácil, después de todo, años nos alimento con la mejor dicción en el vocabulario. Una vez leyó que para escribir una buena obra existían tan solo dos caminos: “leer sin parar y si el talento te desborda no leer nada”. Se podría decir que antiguas maldiciones confluían en él; primero la lectura y ahora una suicida escritura. Pobre de él.

Tomó algo de dos meses acostumbrarlo, solíamos desestabilizar ciertas emociones para que pueda quedarse en casa; en ocasiones no le permitimos ni la comida. El ya estuvo acostumbrado a vivir “enganchado”. Tienes que saber lo que es intentar dejarlo antes de poder hacerlo de verdad. Sólo se aprende a través del fracaso, y lo que se aprende es la importancia de la previsión. Si aún vive fue por los libros, siempre fue su salida para todo. Encontraba fascinante la idea de poder sumergirse en la mente de otros. No se daba cuenta que él ya no tenía mente propia.

Y fue dando resultado, dejó de vivir para escribir a cuenta propia. Escribía siempre con un vaso lleno de vodka que no tomaba, fumaba sí, dejó de drogarse. Tenía prioridad en continuar sus disimuladas crónicas, destiladas en humo y lágrimas, llenas de anhelo por un amor que nunca existió. Escribió sobre Francia y Alemania. Escribió para Miriam y Ana. Escribió por él. No dejamos de soplarle ideas, de callar al corazón, no nos tembló el pulso cuando su obsesiva compulsión lo desgastó físicamente, seguimos con él plan. Y llegó
Ocurre que la realidad es desesperada y el futuro es incalculable; lo fue incluso para nosotros. La lectura y la escritura son de otro mundo cuyo combustible es la droga de los libros «el elixir que les da la vida, y se la quita». Un libro donde su protagonista pasa por la miseria, la prostitución, las enfermedades del terror humano, el silencio de una humanidad hipócrita que no entiende más que lo efímero de su existencia, una vida corta y decepcionante. Y entre palabra y palabra,  entre cuentos y prosa, entre violencia de alucinaciones y silencios de amor, llegó a las últimas páginas de su libro, de su vida relatada.

No hay nada más letal que el dolor propio y el de la angustia mental. La inanición ya era severa, la prolongada insuficiencia de alimentos explicaba su extrema pérdida de peso. Nosotros también sentimos la sombra de la muerte, el flujo sanguíneo en la corteza cerebral aumentó como un desesperado intento de transportar oxígeno. Su debilidad también es nuestra debilidad. Con un último supremo esfuerzo, pudo levantarse dejando las últimas gotas del tintero «morir también es poesía».  



viernes, 13 de junio de 2014

Heridas Cerradas


Todo se comenzará a quedar en silencio
Apagarse con la seguridad de un “para siempre”,
A fundirse con la nada,
a moverse sólo gracias al viento de la muerte que andará como gato rabioso
recorriendo los barrios,
con la felicidad que antes podíamos ver sólo en algunos cangrejos,
así se irá meciendo como esa arena invisible
que duerme tranquila en los parajes olvidados de la casa
y al final parecerá que ninguno de nosotros estuvo aquí

Tú y yo no somos de esa gente buena que aparece en los poemas,
ya que estamos hechos de la misma materia que incrementa los incendios
de la misma sustancia que le escurre por la nariz a los conejos muertos a palos
tengo la seguridad de que tenemos el mismo tipo de sangre podrida
—somos la cal que asesina todo—
el viento envenenado que se pega a la piel de las manzanas
esto apenas comienza y te aclaro que no es un poema sino un borbotón de pus en medio de las piernas
levántame el rostro por un segundo
por favor
que quiero fumar
antes de que también esto se venga abajo

La carne
la célula ajena
yo en un carnaval de llanto
por un vaso de leche que me manche los labios
el Jack Daniels
el tinto sobre las toallas
la tina vacía
los calendarios digitales
los tranquilizantes azules
la comida americana
los sobresitos de té
el alimento de los peces
la cerveza en vasos de colores
y la perra que te muerde la mano con todas sus fuerzas
¿no era eso lo que querías?
¿no era acaso el agua revuelta lo que buscabas?
la sangre revuelta
el dolor en la espalda
la sonrisa destrozada
los ojos rojos
los analgésicos perdidos
¿la tarde tan inflamada como una vulva?
para este momento ya nadie entiende lo que está pasando
—y hay que empezar de nuevo a escribir este puto poema—
DESDE OTRA CIUDAD

    CON LAS HERIDAS aparentemente cerradas

    DESDE OTRA CIUDAD
 

DIRÉ que nada ha pasado

sábado, 10 de mayo de 2014

Ser quien Soy


Existir. Ese era mi problema. El simple hecho de ser quien soy, de ser como soy. Me ahogaba en un mar de sufrimientos, remordimientos y dolor. Jamás me hubieran convencido de lo contrario. La realidad era que mi vida goteaba, iba desapareciendo poco a poco. Cuanto más me obligaban, peor. Mi sombra me perseguía en las tinieblas. Mi piel cada vez se juntaba más a mis huesos, el tiempo absorbía mi esencia. Me vigilaban mucho, para que no dejara de alimentarme. Yo me las arreglaba para después de eso, eliminar toda sustancia de mi cuerpo. Creía que sería lo mejor, que podría ser feliz. No conseguí burlar a la muerte

martes, 29 de abril de 2014

Esperando la noche.

Te pasas el día esperando la noche. 

Al menos eso puedo hacer: esperar la noche. Como en los viejos tiempos, es mejor esperar con un cigarro. Y lo enciendes, ves el humo blanco disolverse lentamente entre la oscuridad. 

La noche no puede ser tan lejana, o al menos, no debería. 

Te acuerdas del pedo, de lo que hace, de lo que te puedes olvidar y entonces, dejas de esperar la noche. 

Empezando, otra vez.

Necesito un nombre clave. 

jueves, 24 de abril de 2014

Caballo



Resulta grotesco que te cagas intentar encontrar una vía de entrada. Ayer tuve que chutarme por el pene, donde se halla la vena más prominente de mi cuerpo. No quiero tomar esa costumbre. Por difícil que sea concebirlo en este momento, aún es posible que le encuentre otros empleos a ese órgano, además de mear.

Ahora suena el timbre. Cago en Dios. Rentamos este cuarto con baño sólo para chutarnos, hay dos colchones , dos sofás, cuatro sillas y la mesa, una vieja cómoda y una tele en blanco y negro. Siempre que aparecía, yo era el que me encontraba sólo, que mala suerte,  mierda. Es el bastardo imbécil y desastre del casero: el hijo de Don Pepe. El viejo Pepe, que vivió en Estados Unidos y sigue pensando que las cosas pueden funcionar de igual manera aquí, que Dios se apiade de su pequeña alma de estupidin, nunca se preocupó de verdad por el dinero del alquiler. Pedazo de mierda, viejo y senil.  Yo, encanto personificado con el viejo de mierda. Le quitaba la chaqueta, lo sentaba y le daba una lata de chela. Hablábamos de autos y de los equipos de la liga nacional. Yo no sabía nada ni de autos ni de la tendencia del futbol, pero puesto que era lo único de lo que podía conversar el viejo Pepe, acabé muy versado en ambos temas. Después repasaba los bolsillos de la chaqueta del viejo memo y me servía yo mismo una ración de plasch. Siempre andaba por ahí con un fajo enorme de plata. Entonces o bien le pagaba con su propia pasta o le decía al pobre hijo de puta que ya habíamos hecho cuentas con él.

Hasta solíamos llamar al viejo desgraciado por teléfono si andábamos un poco cortos. Como cuando El Primo y Cros se quedaban a pasar la noche, le decíamos que había una cañería que goteaba o ratones por el techo. A veces hasta trajimos un par de ratones comprados, como cuando Cross arrojó la vieja tele en blanco y negro por la ventana, y así lográbamos que el dócil estúpido se acercara para poder darle un repaso. Había una jodida fortuna en los bolsillos de aquel cabrón. La cosa llegó hasta el punto de que tenía miedo de no darle el palo, no fuera que algún hijo de puta le atracara.

Ahora el viejo Pepe se ha ido a la gran movida en el cielo; reemplazado por el bastardo de su hijo y su humor de patíbulo. Un mierdita que espera un alquiler por esta pocilga.

  «WEIIIII.» Alguien grita por la rendija de la puerta

  «¡WEI!»

No es el casero. Es Xavi. ¿Qué putas querrá el mierda a estas horas?

 «Un momento, Xavi. Ya voy.»

Me chuto de “one” en la verga por segundo día consecutivo. Mientras la aguja penetra, parece un horrible experimento realizado sobre una fea serpiente marina. Este rollo se hace más enfermizo a cada minuto que pasa. El colocón no tarda nada en llegar corriendo hasta mi nuca. Tengo un cuelgue mágico, y a continuación creo que voy a vomitar. He subestimado lo pura que era esta mierda, y he metido un poquitín de más en ese chute. Respiro profundamente y me pongo en orden. Siento como si un fino chorro de aire me estuviera entrando en el cuerpo por un agujero de bala situado en la espalda. Ésta no es una situación de sobredosis. Calma. Mantén el viejo respirador en marcha. Con suavidad. Está bien.

Consigo ponerme en pie, tambaleándome, y dejo pasar a Xavi. Eso no resulta fácil.
Xavi está tan en forma que es insultante. El moreno de Cocha sigue intacto; el pelo blanqueado por el sol, corto y echado hacia atrás con fijador. Tornillo de oro y anillo en un oído; ojos de color negro suave. Hay que reconocer que Xavi es un mierda bastante guapo cuando está moreno. Le saca lo mejor. Guapo, relajado, inteligente y bastante competente en caso de bulla. Xavi debería darle a uno celos, pero de alguna manera no lo hace. Esto probablemente se deba a que Xavi no tiene confianza en sí mismo para reconocer y sacar el máximo partido a sus cualidades; ni la vanidad para dar la paliza con ellas a todos los demás.

«Lizzy y yo hemos cortado», me cuenta

Es difícil averiguar si habría que felicitarle o compadecerle. Lizzy tiene un tire extraordinario, pero tiene además una lengua de marino y una mirada castrante. Creo que Xavi aún intenta aclararse a sí mismo cómo se siente. Me doy cuenta de que está en pleno proceso de pensamiento porque no me ha dicho lo estúpido que soy por picarme, ni siquiera ha dicho palabra acerca del estado en que me encuentro.

Lucho por sobreponerme a la apatía egocéntrica que me provoca la “blancanieves” y mostrarme preocupado. El mundo exterior no significa una mierda para mí. «¿Estás jodido?», pregunto.

«No lo sé. Si te soy sincero, será el sexo lo que más echaré de menos. Eso y el tener a alguien, ¿sabes?»

Xavi necesita a la gente mucho más que la mayoría.

Mi memoria perenne de Lizzy es del colegio. Yo, Gary y Jhona estábamos echados en las gradas al pie del coliseo, lejos de los ávidos ojos de aquel bastardo de David, el tutor del curso, un pelotudo racista del más alto nivel. Cogimos esa posición para ver correr a las chicas en pantalones cortos y acumular algo de material pajero decente.

Lizzy hizo una buena carrera, pero acabó segunda, tras las largas zancadas de la gran Olivia Huanca. Estábamos tumbados boca abajo, con la cabeza apoyada en los codos y las manos, viendo a Lizzy luchar con esa expresión de intensa determinación que caracterizaba todo lo que hacía. ¿Todo? Una vez que Xavi se haya repuesto de su pérdida, le preguntaré por el sexo. No, no lo haré… sí que lo haré. De todas formas, oía jadeos y me volví para ver a Jhona girando lentamente las caderas, mirando fijamente a las chicas, diciendo: «Esa Lizzy Montecinos… puta total… me la tiraría hasta caérsele el culo cualquier día de la semana… el puto culo que tiene… las putas tetas que tiene…»
Si uno lo piensa, ésta es más una historia de Jhona que una historia de Lizzy, aunque fuera su valiente esfuerzo contra la Olivia Huanca la que la precipitara.

De todas formas, cuando Xavi se enrolló con Lizzy un par de años atrás, la mayoría pensó: Vaya un grandísimo hijo de puta con suerte.
Asombrosamente, Xavi aún no ha mentado siquiera el jaco. Incluso con las herramientas por todas partes, y probablemente se da cuenta de que voy bastante puesto. 

Normalmente en tales circunstancias Xavi hace una mala imitación de mi vieja; estás matándote/déjalo/puedes vivir tu vida sin esa basura, y demás mierda.

Ahora dice: «¿Qué es lo que hace por ti, Bei?» Su voz tiene un tono auténticamente inquisitivo.

Me encojo de hombros. No quiero hablar de eso. Sin embargo, Xavi es persistente.

«Dímelo, Bei. Quiero saberlo.»

Pero entonces, cuando lo piensas, quizá un colega que ha estado a tu lado en los tiempos de vacas gordas y en tiempos de vacas flacas, por lo general flacas que te cagas, merece al menos un intento de explicación, si los consejeros/policía del pensamiento reciben una. Me lanzo a discursear. Me siento sorprendentemente bien, tranquilo y claro al hablar de ello.

«De verdad que no lo sé, Xavi, es que no lo sé. Es como si hiciera que las cosas fuesen más reales para mí. La vida es aburrida y fútil. Empezamos con grandes esperanzas y después nos damos cuenta, como son las cosas en realidad. Nos damos cuenta de que todos vamos a morir, sin encontrar realmente las grandes respuestas. Desarrollamos todas esas ideas de largo alcance que se limitan a interpretar la realidad de nuestras vidas de distintas maneras, sin extender nuestro cuerpo de conocimientos que realmente merecen la pena sobre las grandes cosas, las cosas reales. Básicamente, vivimos una vida corta y decepcionante; y a continuación morimos. Llenamos nuestras vidas de mierda, de cosas como profesiones y relaciones para convencernos a nosotros mismos de que no carece todo de sentido. La “chica maravilla” es una droga honesta, porque te arranca esas ilusiones. Con la heroína, cuando te sientes bien, te sientes inmortal. Cuando te sientes mal, intensifica la mierda que ya está ahí. Es la única droga realmente honesta. No altera tu estado de conciencia. Sólo te da un colocón y una sensación de bienestar. Tras eso, ves la miseria del mundo tal cual es, y no puedes anestesiarte contra ella.»

«Mierda», dice Xavi. Y después: «Pura 
mierda.» Probablemente tenga razón y todo. Si me lo hubiese preguntado la semana pasada, probablemente hubiese dicho algo completamente diferente. Si me pregunta mañana, de nuevo será algo distinto. En este momento del tiempo, sin embargo, me quedo con el concepto de que la heroína sirve cuando todo lo demás parece aburrido e irrelevante.

Mi problema consiste en que siempre que 
percibo o hago realidad la posibilidad de obtener algo que creía que quería, sea una novia, un celu, un empleo, educación, dinero y así sucesivamente, simplemente me parece tan aburrido y estéril, que ya no lo puedo valorar. La Chica Maravilla es diferente, sin embargo. No puedes volverle la espalda tan fácilmente. No te deja.

«También da un gran puntazo.»

Xavi se me queda mirando. «Adelante. Ponme un pico.»

«Vete a la mierda, Xavi.»

«Dices que da un puntazo. Quiero probarlo.»

«Qué vas a querer. Vamos, Xavi, hazme caso.» 

Eso no parece sino animar más al pelotudo.

«Tengo plata. Vamos. Prepárame, quiero probarlo.»

«La grandísima puta contigo Xavi»

«Te estoy diciendo que normal. Se supone que somos colegas, cabrón. Prepárame uno. Puedo resistirlo. Una puta inyección no me va a hacer daño. Dale.»

Me encojo de hombros y hago lo que Xavi me pide. Les doy una buena limpieza a mis herramientas, y a continuación preparo un chute ligero y le ayudo a ponérselo.

«Esto es de putísima madre, Loco… es un maldito viaje de montaña rusa, uff… estoy chocho aquí… estoy feliz…»

Su reacción me descompone. Algunos mierdas están tan predispuestos hacia el jaco…

Más tarde, cuando Xavi ha bajado de las nubes y está listo para irse, le digo: «Lo has hecho, colega. Ahora tienes toda la colección. Costo, ácido, speed, yote, setas, nembutal, valium, chica maravilla, todo el puto mundo. Punto y final. Que sea la primera y última vez.»

He dicho eso porque estaba seguro de que el mierda me iba a pedir un poco para llevarse. No tengo suficiente para repartir. Yo nunca tengo suficiente para repartir.

«Jaja Y que lo digas», dice, poniéndose la chaqueta.


Cuando Xavi se ha marchado, noto por vez primera que la verga me pica de la puta madre. Sin embargo no puedo rascarme. Si me empiezo a rascar, la cabrona se infectará. Entonces sí que tendría algunos problemas de verdad.

jueves, 10 de abril de 2014

By The Way

Por si recuerdas mi nombre en algún momento, quiero que sepas que tus heridas me duelen aunque eso ya no te importe.

lunes, 10 de marzo de 2014

Su inmediata respuesta


  • Juan Gabriel Ayala
    Juan Gabriel Ayala
    Así es la vida viejo eso es trabajar bajo presión ahora entenderás xq cuando trabajas tienes dinero y no.tiempo. Y si tienes miedo pero sólo es pasajero como viste hay días que son jodidos y otros no ahí estará ti descanso. También eso te formará carácter y te ayudara mucho en el futuro viendo q nada es fácil Pero no te rindas el cuerpo humano es sorprendente podes aguantar dias sin comer y sin dormir Ubrique cuerpo aún así puede dar un 100 % no te desanimes hay niños en la calle que hacen lo q tu esta empezando. Y si realmente no podrás puedes denunciar x junio cuando realmente son serias las cosas en la u. Pero no pierdas una batalla que no empezaste en la cual puedes triunfar si renuncias que sea pa los segundos parciales