miércoles, 25 de abril de 2012
Intenciones
Esta mañana me ha sucedido algo inconcebible. Me he encontrado en la puerta de mi casa con un anciano, mellado de dientes pero de lengua entera y perfecta y, al saludarlo con un " buenos días ", me ha espetado en la cara que " quién era yo para saludarle ".
- Bueno, perdone usted - le he dicho sorprendido.
- Y encima tiene la cara tan dura de pedirme perdón. ¡ Habráse visto insolencia ! - me ha contestado indignado, increpándome sañudo: - Valientes anélidos, insensatos y sinvergüenzas están hechos los jóvenes de hoy. Cuando pienso en toda la porquería que aprenden en la escuela y la universidad, me asombro de que, después de todo sean capaces de pensar algo. De buenas intenciones está hecho el infierno, pero ni un sólo buen argumento mefistofélico. Urticaría, cuando no náusea me provocan, Frankestein es más fácil de crear que el mundo donde Frankestein sería posible. ¡ A la mierda ! Ese es el camino para ser hombre.
Y ha escupido la flema con desprecio, - ¡ Dios haga que no mueras en el camino ! - y para sus adentros ha rogado a Dios silenciosamente que le permitiera encontrar su casa.
miércoles, 4 de abril de 2012
Mi viaje
Mi nombre es Weimar Miranda, y el relato que leerán a continuación, es una apurada precisión, simplemente no puedo estar un segundo más aquí, debo volver ahora a mi tiempo, este viaje al futuro terminara conmigo.
¿ Qué a donde fui?, donde cada individuo quisiera ir (aunque este fuese su fin).
En los meses viajando por cartesiana linea del tiempo observando, quizá espiando, a un lector frenético, mi solitaria misión, termino en un fracaso, no costo entender que su soledad y su independencia no eran su afán y su objetivo, eran su destino y su condenación, que su mágico deseo se había cumplido y ya no era posible retirarlo, que ya no servía de nada extender los brazos abiertos lleno de nostalgia y con el corazón henchido de buena voluntad, brindando solidaridad y unión; ahora lo dejaban solo.
Y no es que fuera odioso y detestado y antipático a los demás. Al contrario, tenía muchos amigos. Muchos lo querían bien. Pero siempre era únicamente simpatía y amabilidad lo que encontraba; lo invitaban, le hacían regalos, le escribían bonitas cartas, pero nadie se le aproximaba espiritualmente, por ninguna parte surgía compenetración con nadie, y nadie estaba dispuesto ni era capaz de compartir su vida.
Y hasta el final entendí que estaba envuelto en un ambiente de soledad, una atmósfera de quietud, un apartamiento del mundo que lo rodeaba, una incapacidad de relación contra la cual no podía nada, ni la voluntad, ni el afán, ni la nostalgia. Éste era uno de los caracteres más importantes de su vida...de mi vida.
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