miércoles, 25 de abril de 2012
Intenciones
Esta mañana me ha sucedido algo inconcebible. Me he encontrado en la puerta de mi casa con un anciano, mellado de dientes pero de lengua entera y perfecta y, al saludarlo con un " buenos días ", me ha espetado en la cara que " quién era yo para saludarle ".
- Bueno, perdone usted - le he dicho sorprendido.
- Y encima tiene la cara tan dura de pedirme perdón. ¡ Habráse visto insolencia ! - me ha contestado indignado, increpándome sañudo: - Valientes anélidos, insensatos y sinvergüenzas están hechos los jóvenes de hoy. Cuando pienso en toda la porquería que aprenden en la escuela y la universidad, me asombro de que, después de todo sean capaces de pensar algo. De buenas intenciones está hecho el infierno, pero ni un sólo buen argumento mefistofélico. Urticaría, cuando no náusea me provocan, Frankestein es más fácil de crear que el mundo donde Frankestein sería posible. ¡ A la mierda ! Ese es el camino para ser hombre.
Y ha escupido la flema con desprecio, - ¡ Dios haga que no mueras en el camino ! - y para sus adentros ha rogado a Dios silenciosamente que le permitiera encontrar su casa.
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