lunes, 1 de octubre de 2012

Conversaciones


A falta de mi capacidad en responder solo en 140 caracteres y ante la necesidad de dejar clara las ideas, sumando que tamaña conversación exigía divagar y dejar en claro algunas cuestiones acerca de la literatura



Mientras tanto en twitter:
@weimarmiranda: Pero libros como El mar del otro lado consiguen transformar el miedo y la insatisfacción en una fuente de belleza.

‏@ComoEsDonJazz@weimarmiranda para mi lo fue "Historia de dos ciudades" :)

@weimarmiranda: @ComoEsDonJazz Cada libro lo es a su manera.

@ComoEsDonJazz: @weimarmiranda te doy la razón, pero y "Edipo Rey"(?)

@weimarmiranda@ComoEsDonJazz ¿Quién puede, al fin y al cabo, diagnosticar que un libro es una obra maestra?

@ComoEsDonJazz@weimarmiranda el buen o mal gusto del lector.




¿Quién puede, al fin y al cabo, diagnosticar que un libro es una obra maestra?...el buen o mal gusto del lector. Delicadas palabras que tanto dejan divagar, retórica escogida que concierne a todos los lectores. Muchos de ellos dejarían esta cuestión sin darle importancia, porque no les interesa o no es de su agrado, pero no sucede así con aquellos que hemos entendido la literatura como amor.

No creo particularmente que la pregunta propuesta se deba utilizar como afirmación en base a cualquier argumento como respuesta. Creo que los libros se pueden diferenciar básicamente entre libros buenos y libros que entretienen. La consideración que tomo a la hora de hacer el discernimiento entre ambos está fundamentada en unas bases firmes. Debemos, como buenos lectores, buscar profundidad en el libro, esa profundidad que nos conmueve y que produce en nosotros mismos una fuerte impronta, una marca clara, un estigma (por coger una idea muy de Hesse). Los buenos libros son los que pueden hacernos mejores o peores, nos pueden hacer avanzar o retroceder, nos hace diferentes e inigualables… Lo que jamás ocurrirá es que nos dejen igual que cuando lo empezamos a leer. Si al levantar los ojos de la última página de un libro no vemos que nada en nosotros haya cambiado, que miremos, por ejemplo, las cosas y el mundo de otro modo, hay solo dos posibilidades; o nosotros, realmente, no estamos abiertos del todo al sentimiento literario, al mundo del arte, de la belleza y de la creación o, por el contrario, el libro es malo.

Tengo que dejar clara una cosa, los libros sean buenos o que entretienen tienden a cambiar depende la situación, la capacidad, el estado anímico, la edad del lector y que en ningún caso se repetirá en otro. Esto sucede ya que cada libro es especial a su manera. De ninguna manera puedo creer en una literatura barata; cada libro sea escrito por grandes editoriales transnacionales o por escritores que pudieron juntar su fuerza para lanzar su publicación, no es de interés para el lector, ya que el que ama leer, no lee porque aquello sea apoyar a una transnacional, ni porque esté de moda cualquier libro, lee porque ama, y estas palabras quizá solo las entiendas aquellos que han amado.

Comparativamente podemos ver similitudes entre esto que estoy explicando y el amor y el compañerismo. Los libros comerciales o fáciles son como los compañeros, nos hacen pasar el rato, disfrutamos de su compañía… sin embargo quizá no nos provocan grandes pasiones, ni quebraderos de cabeza, ni nos hacen llorar a la vez que reímos, ni nos hacen replantearnos nuestras vidas… cosas que, por el contrario, sí están capacitados para hacerlo las personas que más amamos. El amor es el único anhelo al que aspira todo ser humano. Pues bien, la buena literatura es el ejemplo más claro del amor sincero, porqué nos hace sufrir, disfrutar, amar, odiar, nos calma y nos hace pensar, a veces nos acuna y otras nos llena de rabia, a veces nos da buenos consejos… Pero lo que sí que tenemos claro es que una vez conocido el amor verdadero o la amistad verdadera seguramente este durará para siempre y nuestra máxima aspiración, nuestro máximo anhelo se verá recompensado. Y ya no querremos ninguna otra compañía. Lo mismo ocurre en la literatura, cuando conocemos y nos enamoramos (los lectores) de un Dostoievski o cualquier otro autor, siempre nos sentiremos defraudados con obras menores al que no hemos llegado a amar porque simplemente no es nuestro momento con ese libro, a cuantos les paso que empezaron a leer cierta obra y no la entendieron y hasta la odiaron, pero pasado un tiempo y diversas circunstancias, la lectura del mismo libro los deleitó de maneras insospechadas, no habrá sentimientos encontrados porque así es el amor a la literatura.

Y aquellos que no entienden ese complejo llamado amor, la diferencia es igual a lo que hay entre un apretón de manos y la pasión. Y los que hemos conocido la pasión en la literatura no estamos dispuestos a aceptar por nada del mundo un simple apretón de manos.

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