Apenas logro olvidarte mientras escribo notas al aire,
después vuelvo a verte dormida en mis parpados, te descubro en las palabras que
salen de mis labios heridos, te siento en el palpitar leve de mi corazón
apresurando mis venas y oxigenando mi dolor, te escucho en los susurros que
despiertan mi sueño, te acaricio al herirme con las púas de las rosas en mi
jardín, siento tu aliento en la humedad mañanera, escucho tu vos en el aleteo
de las mariposas que vuelan al edén marchito del olvido, tengo que dar vuelta
los libros para no leer tu nombre…Tu nombre, una delicia repetida en la
eternidad por diez mil y un ángeles, los violines más siniestros despegan tu
pelo en un intento de enloquecerme. Que callen las flautas que esta melodía no
me corresponde.
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