Puede que sea de los peores
amantes del mundo.
Pero me esfuerzo,
te juro que me esfuerzo.
Puedes verlo
en mi sentimiento empático,
en mis manos afiladas.
Sentirlo incluso;
cuando venero
las erráticas curvas
por donde se despeñan
mis primaveras.
De verdad
que me esfuerzo.
Y es por ello que no abro la puerta
al gélido futuro
que a veces me busca.
Y es por eso,
que intento aprender
e imagino nuevas estructuras
en las comisuras
de todos tus labios.
Y me codeo con quien sea
por defender
a capa y espada,
en el sosiego del verbo adormecido
y en el vértigo del gesto gratuito,
que amarte,
es mi único ejercicio
de responsabilidad posible.
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