martes, 25 de diciembre de 2012

Posmoledad


La soledad es 
saberse de memoria la arquitectura del edificio de enfrente,
y los horarios
de los camiones de basura,
de los porteros de la cuadra
y de las dos o tres ventanas que todavía tienen luz
cuando es honda la madrugada;

La soledad es 
que no sea necesario salir de casa, 
es conversar con los pajaros
y que mi voz, al principio, me resulte ajena;
es
resbalar por los 80 canales de nada
en la televisión;
la soledad es la tinta de mi lapicera,
y las decenas de cuadernos que llené.

Es despertar en el sofá y saber
que todas las cosas ya empezaron,
es sentir los sonidos del teléfono como el rugido
de un animal feroz y extraño.

La soledad es no saber la diferencia de los días,
es leer cartas viejas,
sí: es leer cartas viejas y que sea inútil responderlas,
es haber aprendido
los movimientos de las sombras de cada mueble de la casa,
es dejarte mensajes en el contestador,
y haber perdido la cuenta de lo cigarrillos que fumé
(la casa volviendose ceniza)
La soledad es escribir textos como éste;
es escribir palabras
con este azul lastimoso;

La soledad
es no recibir ni siquiera spam 
y contar las llamadas perdidas en el celular..


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