Yo soñé que
nacía en un poema.
De cristal
en cristal me deslizaba,
arrugándome
en cada ola del camino.
Una brisa
celeste acariciaba mis párpados,
sin abrirlos
nunca.
En un
amanecer se rompió el sueño
y me desmayé
en este mundo.
Desorientado
en el desierto floral que ante mí se abría,
los ojos me
los cerró el pánico,
las orejas
me las tapó el ruido
y la peste
me arrancó la nariz.
Busqué a
tientas la brújula del misterio,
perseguí mi
sombra deseando que me alcanzara,
creí tocar
el cielo en una noche estrellada,
y aun hoy
anhelo el paraíso en este infierno.
Pero, ¿cómo
acaba mi historia?
Acaso se
enderece el curso junto a una palabra,
y a
empellones se desboque vida bastante
para
derribar todas las montañas de mi mente.
O tal vez se
pierda en la ensenada una lágrima
donde yazcan
mis soñadas esperanzas.
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